La Botica Indiana de Oviedo se mueve bien

Diego y Fran en La Botica Indiana de Teatinos

Son el pulmón de La Botica Indiana en Oviedo. Uno se mueve al ritmo que le echen en el local de la calle Jovellanos, otro hace lo mismo en el local del barrio de Teatinos, en concreto, en la calle Puerto de San Isidro. Son Diego Fernández y Fran Cuadrado, dos de las caras visibles de los equipazos de La Botica Indiana en la capital.

Ninguno nació en Oviedo. Diego es de Vegadeo pero a los siete meses ya correteaba por el Parque San Francisco. Pese a todo le dicen que tiene acento gallego. Fran nació en Mieres pero después de cuatro años en la capital se la conoce como la palma de la mano. Tienen muchas cosas en común pero hay una que salta a primera vista: la sonrisa perenne en el rostro. Quienes les conocemos sabemos que ambos son buenas personas. Si se les pregunta por un deseo para 2016 saltan al unísono: “paz, salud y trabajo”. Por ese orden, ¡eh!

Se nota que les gusta su oficio. Miman al detalle cada rincón de La Botica Indiana y no paran de idear propuestas para atraer a nuevos clientes o de contactar con grupos y asociaciones para animarles a organizar actividades en sus locales. “Nos encanta ver los locales llenos, con mucha gente disfrutando y pasándoselo bien. Cuando te pasa eso te vas a casa encantado“. Tienen buena mano para los cócteles y los cafés especiales que se sirven en La Botica Indiana. “Nuestro mojito hay que probarlo”, apuntan.

Pero si algo es especial para ellos es el fin de semana. En La Botica Indiana de la calle Jovellanos alargan la hora de cierre hasta las cuatro de la madrugada (de lunes a viernes cierra a las once de la noche); en Teatinos hasta las cinco y media. “Diego vive muy bien”, bromea Fran que los sábados, a eso de la una de la noche, da un giro a la música y ambienta el local de Puerto de San Isidro para animar al bailoteo. Y si de bailes hablamos, Diego se lleva la palma. Cuando las tareas de la barra se lo permiten no duda en sacar a bailar a sus clientes.

-“Merengue, salsa… lo que me echen”.

-¿De verdad?

-¡Qué sí!

-¿Y nadie se molesta?

-¿A quién no le gusta que le saquen a bailar?

-Es cierto.

Sabe que en La Botica Indiana de la calle Roncal de Gijón organizamos clases de bailes todos los jueves de la semana a partir de las 21 horas. “¡Tengo que ir un día!” -promete- “eso sí, a ver quién enseña a quién”, dice desafiante, con tono irónico y sin perder la sonrisa.

Ambos preparan ya la fiesta de Nochevieja en sus respectivos locales. “¡Vamos a despedir el año a lo grande!” Lo dicho, La Botica Indiana de Oviedo se mueve bien.

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